Ser sostenible es (ser) inteligente

Ser sostenible es (ser) inteligente

La sostenibilidad no es solo un objetivo, sino una vía indispensable para la supervivencia de la sociedad y su tejido empresarial. Aplicando la inteligencia, lograremos nuestras metas.

¿Qué es realmente la sostenibilidad?

La sostenibilidad es un término que ha adquirido, cada vez más, relevancia durante los últimos años. Basta leer las noticias para ver que conceptos como “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, “desarrollo sostenible”, “cambio climático” o “impacto ambiental” están cada vez más extendidos. Todos, de una manera u otra, tenemos una opinión preconcebida de lo que es “sostenibilidad”, pero, en este artículo, me gustaría compartir una visión más amplia de la sostenibilidad ligada a las nuevas tecnologías digitales y vinculándola con “inteligencia”, para reclamar lo que entenderíamos como “sostenibilidad inteligente” o smart sustainability.

En un principio, podría parecer que el término «sostenibilidad» estuviera limitado al ámbito medioambiental, sin embargo, en el contexto empresarial, la sostenibilidad siempre ha sido relevante. Aquí, nosotros, abordaremos la perspectiva «informacional» de la sostenibilidad, amparándonos en la información proporcionada por los sistemas de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), con la que analizar la realidad de la actuación empresarial, en el ámbito de la sostenibilidad.

En ese sentido, podemos indicar referencias que sugieren que las TIC pueden contribuir a reducir las emisiones de gases contaminantes, según apunta el WEF[1], como un buen indicio sobre el que indaguemos para cómo utilizarlas pertinentemente.

¿Qué es la inteligencia?

Puede parecer un término evidente, pero su amplio significado a menudo genera confusiones, por lo que buscar un consenso pudiera útil. Para ello, me apoyaría en una definición más práctica, similar a la que utilizan las «centrales de inteligencia» que, en esencia, afirman que se trataría del proceso de extracción de la información relevante, para apoyar posteriores procesos de decisión. Por ello, en estas “centrales”, se recopilan, de manera centralizada, todas las «señales» o indicios significativos, proporcionados por los agentes de campo, con el objetivo de obtener la perspectiva global que permita disponer de un contraste sobre las diversas investigaciones realizadas.

Además, el uso de la inteligencia es una característica distintiva de los humanos. Entre todas las especies en la Tierra, es la “herramienta” que nos ha permitido destacar y dominar el planeta. Nuestra capacidad para comprender las circunstancias, que han afectado nuestra existencia y actuar, en consecuencia, es lo que nos hace inteligentes. Ser inteligente implica saber observar y, no menos importante, ajustar nuestro comportamiento según lo que ha sucedido.

Y, de hecho, es algo que las organizaciones, con la masiva adopción de las tecnologías digitales y los enormes depósitos de evidencias digitales, que generan y acumulan, están abordando, literalmente, con la aplicación de las tecnologías de “inteligencia del negocio”, para extraer la información relevante que les ayude a desvelar aquello que no resulta evidente, en primera instancia. Las condiciones o variables que acontecen, están aumentando en número e intensidad, lo que dificulta que la capacidad humana para comprender y que se puedan tomar decisiones de manera oportuna.

Sin embargo, si nos acogemos a esta última perspectiva, veremos que estas herramientas tienen una mirada descriptiva, pues buscan recopilar todas las evidencias de los sucesos ya acontecidos, sobre las que mostrar las relaciones, que permitan disponer de una explicación contrastada, con la que tomar una decisión informada. Es un proceso con un enfoque retrospectivo, ya que solo busca indagar en el pasado, para entender los fenómenos acontecidos, pero no infiere sobre comportamientos futuros, en base a esos sucesos acontecidos.

¿Qué implica nuestra existencia?

La pregunta puede parecer filosófica, pero busca provocar la reflexión. La existencia de nuestras organizaciones se construye a través de identificaciones como nombres, ubicaciones y códigos fiscales. Éstos son los códigos que nos permiten presentarnos en sociedad, además de las acreditaciones otorgadas, por terceras partes, que respaldan nuestras capacidades y nos ayudan a destacar, junto con nuestro catálogo de productos y servicios.

Por lo tanto, “existimos” en clave de la identificación de quiénes somos y qué atribuciones nos caracterizan, siendo ésta una de las primeras miradas informacionales que nos afecta, en la cuestión de cómo acreditar nuestra atribución de sostenibilidad, pero, ¿Cómo demostramos que somos sostenibles? Buscamos ser reconocidos, como una organización sostenible, a través de sellos que certifican que cumplimos con las normativas y regulaciones aplicables, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) u otras reglamentaciones similares.

Abordar este desafío no es tarea baladí y, en muchos casos, implica realizar un cambio sobre la esencia misma de la empresa. De esta forma, el reto de la transformación residiría en cambiar su carácter, que se ha desarrollado siguiendo una forma de operar centrada en el control de procesos internos y que incluye procesos operativos, de contabilidad y ‘accountability’ (rendición de cuentas) y con un enfoque centrado en explicar márgenes, impuestos y mejoras continuas, mediante la optimización de las acciones, que no cubre esa mirada que la sostenibilidad y la ESG, en su compendio, reclaman.

Por eso, cuando una organización se vuelve muy sofisticada, explotando ese enfoque de optimización, se enfrenta a un conflicto profundo, pues, cuando revisa su desempeño general parece que el único objetivo de la sostenibilidad sea externalizar el beneficio, lo cual lo convierte en un desafío importante. La revisión puede parecer un juego de suma cero, donde externalizar el beneficio perjudica al propio, pero, sin embargo, la verdadera dificultad reside en balancear ambos aspectos. Contrariamente a la intuición, la clave está en analizar cada proceso, de manera pormenorizada, cuestionándose si, con una perspectiva holística e integral, se pudieran lograr los mismos resultados, pero de forma menos perjudicial, para el mundo que nos rodea. Este enfoque win-win, busca conseguir beneficios mutuos,  en lugar de sacrificar unos en detrimento de los otros.

Así, con esta nueva mirada, la existencia estaría relacionada no con lo que somos, acreditadamente, sino con la presencialidad y actuación conscientes, es decir, conociéndonos, pormenorizadamente, sobre cómo actuamos y qué impactos futuros genera nuestra actuación.

De esta manera, podemos observar una conexión entre las acciones, que buscan la inteligencia empresarial y el cálculo de medidas de impacto, como las que, por ejemplo, realizan los sistemas de medición de emisiones. La diferencia clave radica en que las primeras adoptan una perspectiva económica, tratando de asignar un valor monetario a las evidencias, que respaldan los resultados numéricos. En cambio, las segundas necesitan recopilar información adicional y contextual, sobre el desempeño, cuantificando los recursos involucrados en cada paso y los consumos asociados, tanto en las operaciones internas como en las externas, a lo largo de la cadena de suministro, desde el abastecimiento hasta la entrega del producto.

Sostenibilidad empresarial

¿Qué significa ser sostenible?

Vista la argumentación hasta aquí, tan solo nos queda un matiz a añadir sobre una existencia inteligente, con la que completar nuestra completa perspectiva sobre la sostenibilidad.

Como hemos apuntado anteriormente, gran parte de la complejidad que nos abruma proviene del aumento paulatino del número de aspectos (variables y/o parámetros) a considerar. Si tomamos en cuenta, nunca mejor dicho, la econométrica de la explotación, veremos que todo estaba prefijado, mediante un plan general contable y que, tan solo, se tenía que ir recabando evidencias para anotar (“en el libro”). Esa mirada primigenia era tributaria de los impuestos que la Hacienda, entendida como ese tercero, nos reclamaba su parte. Con el tiempo, la gestión se ha vuelto más sofisticada,  aumentada con la implementación de sistemas de cálculo de “métodos y tiempos”, con los que discernir desviaciones de los equipos operativos, mientras se ha ido aplicando la investigación operativa, para optimizar operaciones, en base a una perspectiva de economías de escala en las que diluir, al máximo, las internalidades coyunturales.

Pero, esos métodos de indagación y (re)conocimiento han devenidos inabordables, con la masiva automatización de las operaciones. Un ejemplo, de las más significativas, sería la robotización de los procesos manipulativos, como muestran las gigafactorías de Tesla, pero, también, sus productos autónomos, de forma que la automatización está presente en casi todas las actuaciones de la organización. En consecuencia, el número de factores a considerar (“contabilizar”) crece de forma exponencial, dificultando sobremanera la contabilización tradicional y, peor aún, la compresión en los procesos de mejora continua, dado que ya no se trata, tan solo, de contabilizar como de ponderar.

A todo ello hay que añadir que la mirada retrospectiva, inicialmente señalada, ya no es útil ni aceptable en un entorno tan cambiante y fluido, pues, los resultados obtenidos nos brindan las respuestas, pero más tarde de cuando convendría tomar la decisión. Por todo ello, necesitamos que todo el montaje y entramado de (A) la adquisición de señales que evidencian lo acontecido, se recopile instantáneamente; (B) el contraste de la información procesada con la realidad comprendida, se calcule automatizadamente y (C) la inferencia de la mejor decisión, como óptima, en las condiciones de rabiosa actualidad, se determine automáticamente y ejecute desasistidamente.

¿Qué implica actuar sosteniblemente?

Toda empresa debería aplicar la sostenibilidad en tres áreas principales, tomando decisiones de forma consciente, fundamentadas en datos, basadas en información precisa y con una perspectiva económica lo más circular posible:

  1. Definición del producto: Esto implica establecer las características del producto, desde su composición hasta su forma y función. También incluye la asignación de materiales, la consideración de todo su ciclo de vida, y los procesos desde la fabricación hasta su retirada del mercado.
  2. Realización del producto: Aquí nos referimos a la fabricación, construcción o ensamblaje del producto. Se trata de gestionar la logística de materiales y residuos de manera integral, desde el inicio hasta el final del proceso.
  3. Provisión del servicio: Durante esta etapa, el producto está en manos del cliente y su uso adecuado es responsabilidad tanto del cliente como del fabricante. Se debe haber establecido el uso más adecuado para la sostenibilidad, promoviendo proactivamente un uso responsable.

En la  definición del producto , destacaríamos iniciativas como “PLM green”[2], mediante las cuales las empresas están revisando todo su proceso de decisión sobre cómo se conforma el producto, de forma que la sostenibilidad tenga relevancia a lo largo de todo el ciclo de vida del producto y que todas las partes intervinientes, en las decisiones sobre el producto, compartan una perspectiva común, gracias a disponibilidad, sistemática y simultánea, de toda la información precisa que calculase, instantáneamente, el impacto medioambiental.

Para el área de fabricación, HP[3] o BWM[4] serían ejemplos claros de cómo las empresas están apostando por la sostenibilidad inteligente, desde el diseño hasta el proceso de fabricación, aplicando herramientas de la IoT industrial como PTC Thingworx[5], la Realidad Aumentada como PTC Vuforia[6] o de Inteligencia Artificial como PTC Thingworx Analytics,. La adopción de estas prácticas sostenibles no solo es aplicable y necesario para las grandes multinacionales, sino también para empresas más pequeñas y locales[7], cómo Textil Olius[8], que está aplicando la IoT industrial con PTC Thingworx en sus procesos de fabricación de fieltros de lana natural, desde la perspectiva de repensar cómo han de ser más sostenibles, a partir de las objetivas evidencias recabadas, sistemáticamente, sobre su proceso fabril.

Por último, cuando lo provisionado se presenta, principalmente, como un servicio y la transacción comercial no acaba en la transferencia de un bien, como parte de la interrelación, el reto de cuantificar los impactos se vuelve aún más complicado, ya que la trazabilidad es más difícil de determinar. En ese sentido cabe destacar las iniciativas que Howden[9] está adoptando para focalizar su entrega en una experiencia satisfactoria para el cliente, entendida más desde el punto de vista de brindar prestaciones, que cubren las necesidades del cliente, frente al mero cumplimiento de un  conjunto de funcionalidades, que satisfagan expectativas de calidad.

Conclusión

Todo lo mencionado anteriormente no tiene sentido si no consideramos que nuestro cliente es el actor principal en otorgarnos la atribución de sostenibilidad. Hoy en día, con la cantidad de información a nuestro alcance, el cliente puede contrastar si nuestra empresa es realmente sostenible o pretende aparecer como tal.

Por eso, no hay mejor sostenibilidad que la que podamos calcular transparentemente y ser capaces de mostrarla, en cada transacción comercial, como el principal atributo de nuestro producto y/o servicio. He ahí la sostenibilidad entendida como un acto de inteligencia comunicable y que iniciativas, como los EINF(Estado de Información No financiera), entre muchas otras similares[10], van a comportar que las organizaciones se doten de mecanismos de extracción de información, es decir, de inteligencia.

Enlace de interés:

Jornada de Sostenibilidad Inteligente. 7 de Febrero.  Club Cámara Madrid.

Autor:
Carlos Cosials
Industry Manager 4.0
Integral Innovation Experts. 9altitudes – www.integralplm.com

NOTAS:

[1] https://www.weforum.org/agenda/2022/05/how-digital-solutions-can-reduce-global-emissions/

[2] https://www.ptc.com/en/blogs/plm/guide-to-sustainable-product-design

[3] https://www.ptc.com/en/resources/plm/report/meeting-the-global-sustainability-challenge

[4] https://www.bmwgroup.com/en/sustainability/our-focus/circular-economy.html

[5] https://integralplm.com/thingworx/

[6] https://integralplm.com/soluciones/realidad-aumentada-ra/

[7] https://www.ptc.com/en/blogs/plm/what-is-sustainable-manufacturing

[8] https://www.youtube.com/watch?v=C8R1UBxfsVM

[9]https://www.ptc.com/en/resources/augmented-reality-on-demand/howden-enhances-their-customer-experience-with-vuforia-and-microsoft-hololens

[10]https://www.ptc.com/en/blogs/corporate/what-is-driving-sustainability-efforts-for-manufacturers

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