Ibercaja prevé una ligera desaceleración de la economía y estima un crecimiento del PIB en España del 2,5% en 2023 y del 1,6% en 2024
La Entidad ha revisado sus previsiones de crecimiento económico y prevé que el impulso expansivo iniciado con la salida de la pandemia se irá perdiendo por los efectos de la subida de los tipos de interés, el menor potencial de incremento del empleo y la política fiscal.
Ibercaja ha anunciado sus previsiones de crecimiento económico para este año 2023, situando el PIB del conjunto de España en el 2,5% y en el 1,6% para el año 2024.
La Entidad ha trasladado en rueda de prensa una perspectiva de ligera desaceleración en su valoración de la coyuntura económica actual, así como del comportamiento esperado en 2024 durante la presentación a los medios de comunicación de la publicación cuatrimestral que Ibercaja edita desde hace 25 años.
La saneada situación financiera de los hogares y las empresas en términos agregados y la ausencia de grandes desequilibrios estructurales reducen el riesgo de una recesión duradera o profunda a corto plazo; y también auguran que un escenario más positivo sería posible si se produjera un mayor esfuerzo inversor que contribuyera a mejorar la productividad de las empresas.
En España, el crecimiento económico en 2023 ha sorprendido positivamente respecto a las perspectivas anunciadas previamente por la Entidad que habían sido más conservadoras. El efecto de la inflación sobre las cuentas de los hogares se ha ido diluyendo gracias a la expansión de los salarios, que ha absorbido buena parte de la capacidad adquisitiva que se perdió en 2022. Además, el excedente de ahorro acumulado durante la pandemia apenas se ha gastado, de acuerdo con las cuentas de los sectores institucionales que publica el INE.
Por otra parte, los expertos del Banco, Antonio Martínez, director de Área Financiera de Ibercaja, y Santiago Martínez, jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja consideran que la subida de los tipos de interés está dañando a la economía menos de lo previsto gracias a la buena situación financiera y a la reducción del endeudamiento de hogares y empresas.
Como aspecto negativo, señalan que la buena situación en términos agregados no debe ocultar las distintas realidades de los hogares españoles por su nivel de renta y por su situación de endeudamiento. Así, consideran que los hogares con rentas más bajas pudieron ahorrar menos en la pandemia y se vieron más castigados por la inflación de los alimentos, la electricidad y otros productos básicos.
En lo que respecta al endeudamiento, menos de un tercio de los hogares tiene una hipoteca, y menos de una cuarta parte tiene una hipoteca a tipo variable. De esta forma, mientras que tres cuartas partes de los hogares no se han visto afectadas por la subida del Euribor, una cuarta parte sí lo ha sufrido de forma muy significativa.
Para el año 2024, los expertos de Ibercaja prevén que la evolución del PIB estará condicionada por la capacidad de las empresas para mantener sus márgenes. “El mayor riesgo es que la subida de los costes laborales sin incremento de la productividad termine generando una pérdida de competitividad que, de prolongarse en el tiempo, concluya en un ajuste mediante la destrucción del empleo”, aseguran desde Ibercaja.
Más allá de este riesgo de medio plazo, también apuntan al inminente agotamiento del mercado laboral por motivos demográficos causados por el envejecimiento de la población y por el desajuste entre la oferta y la demanda laboral causada por problemas estructurales del sistema educativo que están llamados a seguir ganando protagonismo en los próximos años.
En este sentido, el Banco estima que la tasa de paro en España se situará en el 12% en 2023 y tan solo 7 décimas por debajo en 2024 (en el 11,3%); y que la variación de la ocupación será del 2,8% este año para descender al 1,5% en 2024.
Con todo ello, Ibercaja considera que la perspectiva es de ligera desaceleración y que en los próximos trimestres se irá perdiendo el impulso expansivo iniciado con la salida de la pandemia por efecto de tres factores: el menor potencial de incremento del empleo; los efectos de la subida de los tipos de interés que, aunque menores de lo temido seguirán llegando por el retardo en las consecuencias de la política monetaria; y el efecto de la política fiscal menos laxa que en los últimos años porque partimos de niveles de déficit público que superan ampliamente el objetivo del pacto de estabilidad y crecimiento.
“Las empresas han reducido la inversión por prudencia ante la incertidumbre causada por la inflación, la crisis energética o la subida de los tipos de interés desde niveles inusualmente bajos”, explican desde la Entidad. “Conforme se configure el nuevo ciclo y se despejen las mayores amenazas, con la ayuda de los fondos europeos y de un sistema financiero solvente y con capacidad para conceder más crédito, podríamos vernos sorprendidos otra vez por una economía más resistente de los que creíamos”, han añadido.