Bueno para las personas, para las empresas y para la sociedad
No es habitual conseguir una actividad que sea beneficiosa para todos los estamentos de la sociedad, desde la parte más importante que son las personas, pero siéndolo también para el resto de los intervinientes desde todos los aspectos profesionales y económicos
En estos últimos tiempos de cambios vertiginosos, no solo han cambiado la tecnología, la movilidad, las enormes cantidades de información disponibles, el concepto de autoridad y respeto, las relaciones de familia y tantos otros. También se han producido cambios en el mundo del trabajo.
En este entorno vamos a referirnos a lo que podemos llamar la Tormenta Perfecta para los Sénior.
Debemos considerar las siguientes variables:
EL AUMENTO DE LA ESPERANZA DE VIDA
Este es un aspecto que todo el mundo tiene muy claro.
En nuestro país, la edad media de la esperanza de vida se sitúa en los 84 años, ligeramente superior en las mujeres que en los hombres.
Desde 1950 a 2000, no sólo ha aumentado la esperanza de vida en el mundo sino que en América del Sur y Asia se ha reducido la brecha con América del Norte y Europa en casi 15 años. África es el único continente que parece se quedará atrás incluso con referencia a 2050.
Pero no sólo esto es constatable actualmente sino que, diferentes estudios estadísticos preconizan que esta esperanza de vida, en los últimos años, crece aproximadamente un año por cada 4 transcurridos, y con buena calidad de vida en general.
Incluso España es uno de los países más longevos del mundo, en pugna con Mónaco, Corea del Sur, Japón o Suiza.
Todo ello nos lleva a que los hombres no pueden dejar de trabajar a los 65 años, como hace tiempo ocurría, sino que deben, y les conviene seguir activos y sintiéndose útiles, muchos más años. Cuando los séniors deciden dedicarse al “dolce far niente” caen con mucha frecuencia en el síndrome de jubilado, que tantos problemas y muertes produce en este grupo de edad.
EL EDADISMO O AGING
Simultáneamente a esta circunstancia, hace aproximadamente 10 años, empezó a suceder un fenómeno muy perjudicial para los séniors que trabajaban en las empresas. Este fenómeno ha sido traducido al español como edadismo.
Consiste en una discriminación por edad según la cual, a partir de los 55 años, y cada vez más pronto, se produce una regulación de plantillas de las compañías mediante diversos procedimientos – desde el simple despido a alternativas más sofisticadas de prejubilaciones y otras – por los que las empresas prescinden de los séniors. Se olvida su experiencia y se argumentan problemas de falta de conocimientos tecnológicos y problemas de entendimiento con el personal de otras generaciones mas jóvenes, para prescindir de ellos.
Estos razonamientos carecen de base real ya que lo que siempre ha debido buscarse es la colaboración generacional que aproveche lo mejor de cada una. Ya que se ha comprobado en múltiples ocasiones que se producen efectos muy favorables tanto a nivel de innovación como de posterior ejecución de los diversos proyectos.
LA BAJA TASA DE NATALIDAD
Una tercera circunstancia, que ha instigado esta Tormenta Perfecta, son los bajísimos índices de natalidad, los nacimientos que sustituyan la mortalidad de la población. De esta forma el envejecimiento progresivo es otro hecho incuestionable que reduce la capacidad de la sociedad y de la fuerza trabajadora joven para sostener las necesidades de todo tipo que se producen.
El aumento del alza de la esperanza de vida, combinado con la baja natalidad, está creando un cóctel explosivo nunca visto.
Respecto al número de personas requeridas en el mundo laboral, también hay que considerar la incesante automatización y robotización de los trabajos, que anuncia nuevos cambios que llegarán antes o temprano, y al que habrá que buscar solución en los próximos años.
DIFICULTADES ECONÓMICAS
Estas circunstancias que ponen en peligro la continuidad de los empleos por cuenta ajena de los séniors ponen encima de la mesa las dos alternativas básicas de resolución: o bien la dependencia económica de las jubilaciones públicas, cada vez más exiguas a causa de la escasez de personas que trabajan y colaboran con sus cotizaciones a la seguridad social; o bien la necesidad de poner en marcha proyectos de emprendimiento sénior, que requieren un previo entrenamiento imprescindible para saber emprender de manera profesional y con las mayores posibilidades de éxito.
CONTINUIDAD EN LA ACTIVIDAD PROFESIONAL
Por tanto, la continuidad laboral imprescindible desde varios puntos de vista está en peligro. Los séniors, aparte de querer disfrutar de un merecido descanso, tienen que saber que prolongados tiempos de falta de actividad profesional producen consecuencias psicológicas severas debidas a la falta de participación en la sociedad, a la pérdida de contacto con los avances sociales y profesionales y a la necesidad de sentirse útil y relacionarse con otros profesionales para conseguir metas y mantener objetivos para el futuro.
CONCLUSIÓN FINAL
Como conclusión final, los séniors han de concienciarse de la situación general y olvidarse del empleo por cuenta ajena como única solución deseable, y disponerse a continuar una larga actividad en una Segunda Vida Profesional mediante el emprendimiento pero teniendo en cuenta estos aspectos:
- Nadie nace enseñado y el emprendimiento requiere de un entrenamiento previo antes de ejercerlo.
- Debe asegurarse que cada emprendedor tiene un perfil que cubre varios aspectos fundamentales para poder desempeñar ese trabajo. No todo el mundo puede.
- Ha de dedicarse tiempo a diseñar varias alternativas innovadoras, teniendo en cuenta que siempre existen nuevas ideas a desempeñar, pero hay que conocer la técnica para encontrarlas.
- Hay que seleccionar entre todas, aquellas o aquella que más se ajusta al perfil, conocimientos, experiencia y contactos de cada uno.
- Hay que generar un detallado Plan de Negocio que anticipe las dificultades que pueden aparecer con sus soluciones, y las necesidades de todo tipo incluidas las financieras.
De no hacer caso a todas estas recomendaciones, el “mal emprendedor” se enfrentará a las quejas y comentarios que la mayoría de los que han emprendido mal antes hacen:
Emprender es imposible.
O no hay nuevas ideas, y si las hay seguro que no funcionan porque alguien las hubiera puesto ya en marcha.
O todo el que emprende se arruina porque tiene que poner todos sus ahorros a riesgo.
O yo tengo una buena idea, ya me darán dinero y que arriesguen otros.
O yo pongo esto en marcha y el mes que viene ya estaré ganando suficiente dinero.
O …
Seamos serios y hagamos las cosas bien desde el principio, emprendamos pero dejándonos aconsejar por los que ya lo han hecho anteriormente, no fiarse de los teóricos que explican pero nunca han ejercido ni corrido la carrera antes.