3.322 grados universitarios… ¿y ahora qué? – Cómo ayudar a tu hijo a elegir

3.322 grados universitarios… ¿y ahora qué? – Cómo ayudar a tu hijo a elegir

La decisión universitaria: mucho más que una carrera

Empieza 2.º de Bachillerato. La EBAU queda lejos aún, pero el curso avanza rápido. Este es, quizá, el mejor momento para pensar con serenidad en la decisión universitaria: sin la presión de junio, con tiempo para contrastar información, visitar centros, hablar con profesionales y, sobre todo, alinear expectativas entre padres e hijos.

Elegir carrera no es únicamente un trámite académico. Suele ser el primer gran acto de autonomía personal, con implicaciones profesionales, económicas y familiares. Por eso conviene abordarlo ahora, con perspectiva, antes de que el calendario marque el ritmo.

¿Qué estudiar? ¿Dónde? ¿Con qué enfoque?

El contexto ha cambiado. Tecnología, globalización y un mercado laboral en transformación exigen replantear las preguntas de siempre. No basta con mirar el contenido de un plan de estudios: hay que evaluar metodología, modelo formativo y conexiones reales con el entorno profesional.

La oferta tampoco ayuda: el “Informe Datos y Cifras del Sistema Universitario Español 2024-2025” recoge 3.322 titulaciones de grado. Un catálogo tan amplio puede generar confusión: solapamientos, programas poco diferenciales o itinerarios que se quedan cortos ante lo que demanda el mercado. Por eso conviene ir más allá de la etiqueta del grado y analizar cómo, con quién y para qué se aprende en cada institución.

Más que vocación o empleabilidad

La conversación suele polarizarse entre “estudia lo que te gusta” y “elige lo que tiene salida”. Pero las familias pueden —y deben— elevar el debate:

  • ¿Qué centros están formando para tomar decisiones complejas en un mundo que cambia?
  • ¿Cómo integran desde el inicio teoría y práctica real?
  • ¿Quiénes enseñan: académicos, profesionales en activo o ambos?
  • ¿Qué experiencias internacionales ofrecen diferenciadoras, más allá del ERASMUS?

Aprendizaje aplicado desde el primer día

Los modelos que mejor funcionan ya no entienden la práctica como “complemento”, sino como columna vertebral. El alumno aprende en el aula y, desde el primer curso, contrasta lo aprendido en contextos reales: despachos, empresas, juzgados, startups, consultoras. Esa combinación da criterio, madurez y, sobre todo, dirección.

También se consolidan formatos que integran grado y máster de forma simultánea, no como reclamo, sino como respuesta a un alumno que quiere diferenciarse antes de terminar su formación.

Una educación conectada con la realidad

Formar a un jurista, a un emprendedor o a un profesional digital no es solo transmitir conocimientos. Es dar visión, criterio y capacidad de acción. Eso exige:

  • Exigencia académica con propósito.
  • Profesorado en activo que acerque casos y decisiones reales.
  • Redes profesionales y prácticas desde primero.
  • Mentalidad internacional: estancias, movilidad y vivencias en otros entornos.

ISDE: un modelo pensado para el presente

Algunas instituciones se adelantaron a este cambio. ISDE integra desde hace años un enfoque que combina grado + máster en 4 años, clases impartidas por jueces, abogados, ejecutivos y consultores y prácticas reales desde el primer curso. Todo ello en un entorno internacionalizado, con experiencias como el viaje académico a Estados Unidos y convenios con firmas y organizaciones de referencia.
No es un escaparate: es un itinerario formativo coherente para quien quiere llegar a 4.º con un perfil profesional nítido, experiencia acumulada y una red de contactos real.

Para las familias: cómo aprovechar este trimestre

Entre octubre y enero se juega una ventaja decisiva: tiempo de calidad para informarse. Algunas acciones prácticas:

  1. Mapa de intereses y fortalezas. Aterrizad motivaciones reales (qué le gusta, qué se le da bien) y contrastadlas con actividades y lecturas específicas.
  2. Comparar metodologías, no solo planes. Preguntad por evaluación, casos, proyectos, clínica jurídica o empresarial, tutorías, rúbricas.
  3. Mirar quién enseña. ¿Qué porcentaje del profesorado está en activo? ¿En qué organizaciones trabaja?
  4. Prácticas desde primero. Confirmad si son obligatorias, con qué entidades y qué seguimiento académico tienen.
  5. Internacionalización con contenido. Intercambios, viajes académicos, talleres en otras jurisdicciones/mercados, trabajo en inglés.
  6. Empleabilidad con datos. Pedid resultados: inserción, posiciones iniciales, destinos de prácticas, alumni.
  7. Visitar y preguntar. Jornadas, clases abiertas, entrevistas de orientación. Nada sustituye ver el aula y hablar con quienes están dentro.

Formar líderes, no solo titulados

Las universidades que entienden este momento no compiten solo por alumnos: compiten por credibilidad, por transformar trayectorias y anticiparse a lo que viene. No se trata de multiplicar grados, sino de construir propuestas únicas y exigentes, centradas en el desarrollo integral: pensamiento crítico, ética y competencias para actuar.

Donde se cruzan el talento joven y la empresa

En espacios como el Club Cámara de la Cámara de Comercio de Madrid, donde confluyen innovación y talento, es evidente que necesitamos algo más que buenos expedientes: necesitamos personas capaces de pensar, decidir y liderar. Y eso empieza por cómo —y dónde— eligen formarse.

Este inicio de 2.º de Bachillerato es el momento idóneo para abrir el foco, comparar modelos y tomar una decisión informada. Porque elegir universidad es mucho más que elegir una carrera: es empezar a definir una manera de estar en el mundo.

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Artículo publicado el 04/12/2025